EL CASO DE ANNA/SOCIALIZACION

 




EL CASO ANNA

En un frío día de invierno de 1938, un trabajador social caminaba con preocupación hacia una granja rural en Pennsylvania. Investigando un posible caso de maltrato infantil, el trabajador social no tardó en descubrir a una niña de cinco años escondida en un trastero de la segunda planta. La niña, cuyo nombre era Anna, estaba inmovilizada en una vieja silla con los brazos atados por encima de su cabeza de manera que no se podía mover. Estaba vestida con ropas muy sucias, y sus brazos y sus piernas (que parecían palillos) eran tan frágiles que no podía utilizarlos. La situación de Anna sólo puede describirse como trágica. Nació en 1932. Su madre tenía 26 años, era una mujer soltera y deficiente mental que vivía con su padre. Enfurecido por la maternidad «ilegítima» de su hija, el abuelo rechazó a Anna. La niña pasó sus primeros seis meses de vida en varias instituciones, pero dado que su madre no podía pagar estos cuidados, Anna volvió casa. Para mitigar el enfado de su padre, la madre de Anna encerró a la niña en el ático donde apenas recibía atención y sólo la leche suficiente para mantenerla con vida. Allí permaneció (día tras día, mes tras mes, básicamente sin contacto humano) durante cinco largos años. Tras conocer este caso, el sociólogo Kingsley Davis (1940) fue a ver a la niña. La encontró en una casa del condado, donde la habían llevado las autoridades locales. Davis se quedó horrorizado al ver el estado que presentaba la niña. Estaba demacrada y débil. Incapaz de reír, hablar, ni tan siquiera mostrar enfado, era completamente insensible, como si estuviera sola en un mundo vacío. Después de cuatro años de cuidados, Anna aprendió a caminar, a hablar con frases sencillas y a ocuparse mínimamente de sí misma. Al visitarla en su casa del condado después de diez días, Kingsley Davis (1940) notó que estaba más alerta, e incluso sonreía. Durante el siguiente año, Anna hizo progresos lentos pero progresivos, mostrando mayor interés en otras personas y, poco a poco, aprendió a andar. Después de un año y medio, era capaz de comer sin ayuda y de entretenerse con juguetes. Sin embargo, se estaba haciendo evidente que los cinco años de aislamiento social le habían producido un daño permanente. A la edad de ocho años, el desarrollo mental de Anna era todavía el de un niño de dos años. Hasta que no cumplió diez años no fue capaz de comprender el lenguaje. “Sociología”. MACIONIS, John/PLUMER, Ken. (1999) Pág. 159 y ss.


 Piensa en tu historia personal de vida, ¿Tienes diferencias con la de Anna? 

 ¿puedes explicar por qué Anna era "insensible", no hablaba ni caminaba? 

 Si tu historia y la de Anna son bien diferentes, ¿a qué atribuyes esas diferencias? 

 ¿Qué crees que fue necesario para que tu historia y la de Anna sean diferentes?

 

 

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